PostHeaderIcon Encéfalo, aparato digestivo, cráneo y el interjuego de tamaño

En las lesiones o procesos patológicos que ocurren dentro del sistema nervioso central, especialmente en el neuro-cráneo, ya sea por lesión cerebral traumática de origen perinatal en accidentes obstétricos, lesiones derivadas de accidentes cerebro vascular o ictus, como así también los traumatismos cráneo- encefálico; mas todos los procesos englobados en alteraciones genéticas y los trastornos generales del desarrollo (TGD): Espectro Autista, Síndrome de Rett, West, Silver Russel, y tantos otros que seria imposible mencionar, pero sin desmerecer la importancia de ninguno, el objetivo de un correcto e imprescindible diagnostico kinesico-postural será para arribar a un plan de tratamiento eficaz.
Lograrlo se basa en determinar el estado de configuración craneal como así el coeficiente cráneo-encefálico, y la disposición correcta de biomecánica digestiva.

Cuando hablamos de configuración craneal nos referimos a la correcta coaptación de los ventidos huesos del cráneo. Esto se refiere no solo a que articulen uno y cada uno entre si, como también cómo toman contacto entre ellos.
Esto último determina un juego de tensiones no solo de toda la caja craneal,
sino que si no se cumple, cambiará la micro morfología de los huesos individuamente y por ende la morfología global del cráneo dando entonces una alteración de la capacidad de volumen interno del cráneo como rol continente, en relación con el encéfalo en su rol de contenido.
He aquí el cambio o variación del coeficiente cráneo-encefálico (relación continente contenido).
Como clínicamente no es posible medir el tamaño del encéfalo pero si el del cráneo de forma clínica, en este caso el que mejor lo expresa es el del perímetro cefálico que se toma en forma total rodeando la cabeza a la altura media del hueso frontal pasando por los parietales y occipital, nos brida muy buena información del volumen craneal.
Podría haber otros parámetros, pero en mi experiencia profesional, este presenta varias ventajas.
La primera y principal es que la he realizado un sinnúmero de veces en una enorme cantidad de pacientes, a través de tantos años que para mi de forma empírica no resiste oposición y en lo personal me es siempre fiable.

En segundo lugar capta los resultados de forma inmediata, en una misma sesión de trabajo de reconfiguración craneal se observan claros y evidentes cambios que oscilan en promedio entre 0.5 milímetros y 2 centímetros. En una hora y media de trabajo algo similar se observa en la reestructuración biomecánica digestiva, esta sobreviene por la quita de tensión de la fascia del envoltorio del esófago, que se inserta en el foramen magnum y otorga un aumento del perímetro cefálico.

La tercera y definitiva es que los cambios clínicos del paciente son proporcionales a los logros obtenidos.

La situación planteada, si bien es algo que surge de la observación sistemática de todo lo expuesto en las líneas anteriores, se sustenta con contundencia en la antropología
evolutiva de nuestra especie. Siempre que se evolucionó pasando de un homínido a otro mas evolucionado, indefectiblemente aumentó el tamaño del cerebro y en consecuencia el cráneo se hizo mas grande, o en su defecto cambió la morfología para dar mayor espacio al órgano rey del sistema nervioso.
El formato del cráneo es un dato muy importante a tener en cuenta en la evolución humana ya que los cambios que caracterizan dicha evolución, marcan una tendencia en la forma. El desarrollo evolutivo hizo un cráneo mas alto que ancho.
Los primeros homínidos de nuestra especie con un cerebro de aproximadamente 400cc como Lucy, presentaban cráneos claramente de diámetro antero posterior mas grandes, expresados en su morfología. Sus sucesores fueron creciendo en volumen cerebral, aumentado este eje, pero en algún punto de la evolución la distancia antero posterior se detuvo para dar paso al crecimiento del eje sagital, siendo muy marcado en el homo sapiens.
De los australopitecos al homo habilis, hay un claro aumento del eje antero-posterior del neurocráneo, mas un torus acentuado con un desarrollo del aparato masticador donde resalta el aumento de tamaño longitudinal de la rama transversa de la mandíbula.
Esto generó mejor palanca al músculo masetero y su par sinérgico el pterigoideo medial, con el que forman un verdadero cabestrillo para ejercer presión, y esta situación nos sugiere una alimentación que requiere mayor fuerza para la oclusión que se puede justificar con mayor consumo de proteína animal o frutos secos.
En el homo erectus es claramente notable el desarrollo del eje sagital así como una centralización de la rama vertical de la mandíbula con respecto al arco cigomático, marcando clara efectividad en la masticación por una mejor palanca tanto en la oclusión como diducción. Así mejora la función de los músculos pterigoideos laterales tanto superiores como inferiores, y del músculo temporal. La fuerte oclusión con diduccion nos da un trabajo de trituración de los alimentos e indica mas diversidad y proteína de carne de animal terrestre.
Los cambios que observamos se producen aproximadamente cada aumento del 50 por 100 del volumen encefálico, y los cambios neurocraneales se acompañan de cambios masticatorios. Ya sabemos de la relación de crecimiento encefálico y mayor consumo de proteína animal y ácidos grasos; las primeras son esenciales al desarrollo neuronal y los otros a la glia.
Es entonces de esperar cambios en el sistema digestivo.
Si la alimentación cambia no puede ser que el sistema digestivo aumente de volumen, sino que mejore su capacidad de absorción de los nutrientes ya que el aumento de masa encefálica en porcentuales tan elevados, consume gran cantidad de oxigeno. Es aquí donde aparerece la gran disputa el encéfalo, tiene supremacía y el aparato digestivo se debe adaptar. El cerebro se lleva el 21% del oxigeno total que consumimos con su peso, por ejemplo, en el homo sapiens menos del 2% del total del cuerpo, su costo en oxigeno es elevadísimo.

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Como ya se mencionó en el capítulo 6, la reducción del sistema digestivo se fundamentó en la zona de intestino grueso.
Un aparato digestivo de menor tamaño y más efectivo en su digestión, sobre todo en tiempo de tratamiento del proceso de absorción, necesita menos oxígeno en la unidad de tiempo en beneficio del encéfalo.
La experiencia profesional me indica que la reconfiguración craneal, que no es otra cosa que revertir el proceso de desconfiguracion craneal descripto en mi libro Cinesiología alteraciones tónicas, sumado a la realineación biomecánica digestiva, equilibra la ecuación del consumo de oxígeno entre el cerebro y el sistema digestivo.
Como ya se dijo oportunamente un mal funcionamiento del sistema digestivo característico en lesión neurológica, pero también de gran vigencia en nuestros tiempos en personas sanas, es el estreñimiento por falta o alteración del ritmo de evacuación intestinal. Esto no seria más que retroceder en el tiempo evolutivo, y a pesar de tener un sistema digestivo adaptado, su disfunción retrasa el tiempo digestivo de absorción, consume mas sangre, por tanto mas oxígeno que se restara al cerebro. Esto sin dejar de lado todas las carencias que produce la mala absorción bien descriptas en el capitulo 6.

Otro problema a tener en cuenta junto a la disfunción de la absorción y evacuación, es la disfunción biomecánica del hígado, órgano que consume grandes cantidades de sangre en su función principal de ser el gran desintoxicador. Un hígado mal dispuesto biomecánicamente, es un órgano perezoso que compite con el cerebro en la tasa de oxígeno mas allá de las patologías clásicas de este órgano y no son motivo de estudio de este trabajo como cirrosis, cáncer u otras muy dañinas, en este punto me refiero a la disfunción que provoca su desalineación anatómica normal, que retrasa la entrada y salida de sangre del mismo órgano.
Ese éxtasis sanguíneo es un problema en si mismo que retiene oxígeno vital en el normal funcionamiento cerebral.
Afortunadamente la realineación mecánica manual no es compleja y aporta excelentes resultados.

Como ya se vio en el capítulo 6, el correcto trabajo de la sincronización de las válvulas del tracto digestivo favorece de manera notable y contundente la evacuación, tanto de materia fecal y orina, como así la eliminación de gases.
Todo lleva a un funcionamiento equilibrado de los órganos digestivos, optimizando el consumo de oxígeno y favoreciendo la absorción de nutrientes.

 

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