CASO 4
Este es otro caso en el que se puede demostrar claramente cómo a partir de un dolor que nace desde la articulación sacroilíaca, podemos ir indagando en el cuerpo desde la exploración manual y la observación de las tensiones en los músculos que hacen relieve en la piel del paciente, hasta llegar con el trabajo de restauración a la confesión del paciente de cuánta voluntad sobrecargó sobre la articulación mencionada y cómo esa voluntad se manifestó para poder paliar sentimientos encontrados ante un hecho en el que no podía decir basta.
Una mañana mi secretaria me llama a mi casa diciéndome que una persona había llamado a mi consulta y que en forma insistente quería hablar conmigo lo antes posible, cuando pregunté cuál era la urgencia, ante mi sorpresa , me dijo que esta persona quería hablar conmigo porque se iba a operar de hernia de disco en la tarde de ese mismo día.
Si bien sabía que en esos tiempos cuando vivía en mi país, mucha gente a través de distintos medios sabía que la técnica que yo manejaba y que ejecutaba junto con un equipo de discípulos era una alternativa que había evitado muchas cirugías, ya eran muchos los casos que hablaban por sí solos y yo daba conferencias en numerosos lugares sobre el tema, realmente esta situación me sorprendía a tal punto que me pareció de antemano alguien con poco criterio y que seguramente la situación no sería tal como me la planteaban, porque no parecía nada serio ponerme en la disyuntiva de opinar por teléfono a alguien que se iba a operar unas pocas horas después. Como dejó su teléfono y a esa altura de la mañana ya había llamado ella a la consulta varias veces, decidí tomar cartas en el asunto para tranquilidad de todos pensando que se trataba de alguien que estaba planteando algo que no era real.
Cuando me comuniqué con FF esperando que me atendiese alguien que por lo menos estaba alterada, cuando no en su sano juicio, me encontré con una voz correcta que me agradeció profundamente la molestia de llamarla, y fue ella quien me explicó lo extraño de la situación y me pedía disculpas por el momento de incertidumbre que me estaba haciendo pasar, empezó a parecerme que estaba frente a una persona coherente, y le pedí que por favor me explicara tranquila y con mucho detalle qué le ocurría. Me leyó dos informes, ambos de tomografías axiales computarizadas realizadas con diferencia de 6 meses, firmados por el mismo médico radiólogo que yo sabía que era un profesional más que confiable, y que pertenecía a una institución de mucho prestigio médico a la cual accedía por su seguro de salud. Los informes eran terminantes en cuanto a que tenía dos hernias de disco, me contó que dos neurocirujanos habían coincidido en que la solución a su padecer era la cirugía y se había puesto de acuerdo con uno de ellos para realizarla, este en particular realizaba una microcirugía de tipo artroscópica lo cual le ofrecía mayor seguridad y menos trauma. A esa altura yo estaba convencido que estaba hablando con una persona totalmente coherente, pero tuve que decirle que a tan pocas horas de la cirugía no era bueno que le de por teléfono mi opinión ( no me parecía bien decirle que yo no estaba de acuerdo con las cirugías ya que podría influir en su estado de ánimo ante a inminente operación), fue ella entonces la que me dijo la que sabía que yo no estaba de acuerdo con este tipo de intervención , me había visto en un medio de comunicación dar una explicación sobre esto y había quedado muy impresionada con la opción y a los pocos días una persona cercana a ella le había comentado que se había atendido conmigo pidiéndole que tenga una consulta conmigo ya que ella había pasado por una situación similar y había tenido éxito con el tratamiento que yo le realicé, la suma de ambas cosas ante la realidad inminente de la cirugía de la cual ella nunca había estado del todo convencida, que de sus textuales palabras dijo, me parece algo agresivo y me da miedo.
En ese momento quedé comprometido como opción y realmente poco me importaba el poco tiempo que quedaba para el inicio de la cirugía, y le pregunté si ella asumía la responsabilidad de comunicarse con el neurocirujano y suspender la intervención hasta mejor oportunidad, me dijo que si la atendía en ese mismo día por supuesto lo haría. Cortamos la comunicación para que pudiera comunicarse con el neurocirujano y que le explique su temor porque seguramente el la comprendería y preferiría esperar. Esto ocurrió tal cual, el profesional actuó como tal, le sugirió que me viese ya que el no quería operar a alguien con miedo y que si había una opción a la cirugía debía agotarla, con esto todos nos quedamos mucho más tranquilos y me reuní con FF esa misma tarde sin ningún tipo de presión.
Cuando FF se encontraba boca abajo en la camilla a simple vista veía sus pilares lumbares tremendamente tensos y desarrollados, parecían pertenecer a otro cuerpo ya que otras parte del cuerpo no tenían ese desarrollo ni esa tensión. Cuando se produce el desajuste de la articulación sacroilíaca un músculo llamado cuadrado lumbar que va desde la última costilla al alerón iliaco y desde ambos huesos a las vértebras lumbares (para mayor información ver Testut o Rouviere), este músculo toma punto fijo en el ángulo comprendido entre la primera vértebra lumbar y la duodécima costilla y las fibras que de ahí emergen cuando llegan al alerón iliaco, hacen de sostén de la inestabilidad de la articulación por lo que cuando uno presiona en este ángulo se encuentra un fuerte dolor y nódulos fibrosos, ese lugar siempre es doloroso a la palpación y el paciente generalmente no sabe que en esa área había un punto tan doloroso, pero los efectos de mi semiología me deja clara la inestabilidad sacroilíaca correspondiente por lo que sé que cuando vaya a presionar a la altura de la segunda vértebra sacra en la articulación encontraré un punto muy doloroso, que es la inflamación y fibrosis de un ligamento de refuerzo que me confirma el proceso inestable. Todo esto ocurrió matemáticamente en el cuerpo de FF, le mostré a ella la distancia que había entre esos puntos tan dolorosos y el lugar anatómico dónde se encontraban las hernias ( ya había visto las tomografías), si bien el primer lugar le dolió bastante y le sorprendió tener un punto tan doloroso, el segundo lugar lo reconoció con una frase que me sirve para confirmar el diagnóstico, y al paciente para comprender lo que le está pasando, y esta es " eso es lo que ciento cuando tengo las crisis de dolor", FF, como lo hacen muchos pacientes me pidió si le podía volver a presionar para poder recrear nuevamente la sintomatología porque esto la convencía de que el problema podría estar ahí, ya que nunca nadie le había explorado ese refuerzo ligamentario (cuando un paciente no lo solicita que son la mayoría, yo se lo propongo para que tenga una representación sólida y eficaz de lo que le está ocurriendo).
En esta segunda oportunidad y avisándole a FF ubiqué bien el ligamento comencé a presionar lentamente hasta llegar a una mayor intensidad que en la exploración anterior y esta vez, con mayor convicción me dijo, sí, es igual al dolor que siempre tengo, sin quitar el dedo del lugar le pedí que observase lo que iba a ocurrir ahora, con igual presión desplacé mi dedo poco menos de un centímetro arriba y poco menos de un centímetro abajo del punto clave y observó como una irradiación bajaba por la parte posterior del muslo en forma, según sus palabras, de electricidad, aclarándome que eso le ocurría muy a menudo junto al dolor. Lo que hice yo con esa maniobra fue reproducir lo que hace el ligamento sobre las raíces del nervio ciático y reproducir la sintomatología que también compromete al nervio.
Para mí la situación estaba clara y para ella también, por supuesto que otras cosas se agregan a esta semiología y exploración pero no tiene relevancia destacarlas en este momento.
Comenzamos el tratamiento y luego de un mes de trabajo a un promedio de dos atenciones por semana la mejoría era notoria y se podía evaluar puntualmente porque ya no tomaba ningún tipo de fármaco ( desde los quince días), los dolores eran mínimos y ocurrían muy espaciadamente y de haber comenzado como una persona prácticamente imposibilitada había pasado a tener una actividad normal. Durante ese tiempo conversando con ella me contó que una noche, el dolor había sido tan intenso, siendo ella abstemia, había cogido una botella de whisky y había bebido hasta embriagarse de tal forma que se había quedado dormida abrazando la botella, otras veces su dolor había sido tan intenso que sus gritos reflejaban tanto sufrimiento que su marido ante la impotencia la abrazaba y lloraba junto a ella. Es cierto que esta lesión pude ser extremadamente dolorosa y desesperante y no me extraña nada que esto haya sucedido, pero reflejaba claramente que era la expresión patológica y somática de una situación de sentimientos llevados al hartazgo, cuando se lo planteé me contó que sus dolores habían comenzado lenta y progresivamente ni bien había muerto su madre, cosa que tuve en cuenta pero rara vez un duelo se exprese con un dolor en la zona de la voluntad. Se lo expliqué desde mi punto de vista, lo entendió rápidamente y lo asoció con una realidad que yo desconocía, la enfermedad que llevó a su madre a la muerte había sido de una evolución lenta y muy penosa, durante el último año de esa situación diagnosticada como irreversible, FF montó en su propia casa una habitación para su madre con todo el equipamiento necesario ( cama ortopédica, oxígeno, etc), y ella hizo de "enfermera" todo el tiempo. Es lógico entender el esfuerzo físico y el estrés que causó sobre ella este hecho que se prolongó por casi un año, por si todo esto fuera poco a los últimos meses al desenlace de la enfermedad de su madre, el suegro de FF tuvo un accidente cerebro vascular que lo dejó hemipléjico, con el mismo afecto y voluntad trajo al padre e su marido a su casa y allí lo visitaba todos los días el fisioterapeuta que se encargaba de la rehabilitación, situación que sobrepasó la muerte de la madre y mientras se rehabilitaba ella también se ocupaba de ayudarlo en sus necesidades básicas.
Todo esto de más está decir que rebalsa las posibilidades físicas de cualquier persona y lógicamente las emocionales. Cuando el dolor se instaló en FF su madre ya había fallecido, y su suegro con secuelas ya se valía por si mismo y se había ido a vivir a la casa de una hermana del marido, es aquí cuando comienzan a aparecer los dolores. Nadie dudaría en pensar que el esfuerzo físico fue lo que dañó a esta buena señora pero yo planteo que este trabajo lo realizan muchas voluntarias en muchos hospitales y no se lastiman, la diferencia aquí reside en que al efecto indudable del esfuerzo corporal se sumó la carga emocional, primero tiene que haber existido un claro miedo porque sabía que perdería a su madre, tiene que haber habido un claro enojo a esa situación agravado porque la familia tanto por su lado como la del marido se habían desentendido del problema de ambos ancianos y sin ninguna duda esta situación la enfrentó a pura voluntad. Sabiendo esto o me sorprendió que sus pilares lumbares se desarrollaran tanto y se pusieran tan tensos me estaban expresando quiénes la habían tenido erguida ante una situación que doblegaría a cualquiera. Otros músculos como los isquiotibiales que ponen la pelvis en posición erguida con respecto al miembro inferior, también se encontraban con mucha tensión pero no tan impresionante como los otros músculos mencionados, pero tenían la huella de haber tenido que soportar una posición obligada y con firmeza, también me comentó que durante ese período sufrió de estreñimiento y ya tenemos claro por lo mencionado antes la contracción del esfínter anal y los glúteos ante la situación de miedo. Si bien el estreñimiento puede ser acusado a causas de tipo digestivo el hecho de vivir tensionando la zona de evacuación puede llevarnos en un período tan prolongado a un estreñimiento de tipo mecánico porque evacuar sería la forma de reconocer el miedo que se tiene a la situación que se vive. Surgirá naturalmente al pregunta de por qué los dolores comenzaron tiempo después y no durante el hecho.
Cuando alguien tiene la absoluta convicción y decisión de encarar una situación, como los tiempos que le tocaron a vivir a FF , y los realiza con una voluntad férrea, el estallido vendrá irremediablemente, pero siempre ocurre "cuando se puede y no cuando se quiere", a la muerte de la madre y al resolución de la responsabilidad que FF tenía sobre su suegro pudo bajar la guardia y estalló la situación. El dolor se lanzó en forma de presión contenida y dolió por todo lo que no dolió durante ese período de tiempo, fue como pagar al contado lo que debería haber ido desprendiendo en cuotas diarias, todo esto como lo relato lo hablé con ella, que era una persona bastante inteligente y bastante predispuesta a comprender que los sentimientos lastimaban cuando no eran bien expresados, ella no lloraba en las sesiones, pero todo esto que hablábamos reiteradamente hacía que llorara por las noches cuando lo hablaba con su marido, yo tenía la tranquilidad que en algún lugar estaba descargando y era bien contenida, por lo que el tratamiento de técnicas manuales que empleé con ella que eliminó la tensión de los músculos espinales, alineó el desbalance de las cadenas musculares que regulan la postura estática, y fundamentalmente la reducción de la articulación sacroilíaca a su posición original con la consecuente desinflamación de su ligamento principal y sus refuerzos accesorios se correspondieron como solución a los problemas mecánicos que la generaron por el esfuerzo físico que ella realizó, pero el entendimiento de FF , que la mala descarga de sus sentimientos le jugaron una mala pasada confluyeron en el éxito del tratamiento del caso.
FF. fue dada de alta sin ninguna sintomatología y absolutamente apta para una vida normal y aún permanecían en ella las dos hernias e disco diagnosticadas, durante bastante tiempo nos mantuvimos en contacto y no tuvo ninguna recaída y el hecho de haber perdido contacto con ella por las situaciones normales de las actividades de cada uno me hicieron pensar que nunca más nos necesitó, cosa que me alegró porque me certificó su cura.
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